lunes, 23 de febrero de 2009

Entrevista a Peñalver en DV

«La gente de la Edad del Hierro no vivía ni atrasada ni aislada»
En Gipuzkoa se han descubierto nueve poblados fortificados del último milenio antes de Cristo.


FELIX IBARGUTXI


Xabier Peñalver ha publicado el libro La Edad del Hierro. Los vascones y sus vecinos, en el que hace un amplio repaso a esa época, el último milenio anterior a nuestra era. Este arqueólogo excavó el poblado fortificado de Intxur, cerca de Tolosa, durante nueve años, y en los últimos tiempos está trabajando en el de Basagain (Anoeta), junto con Sonia San José. En Gipuzkoa se han descubierto ya nueve poblados de esa época.

- Su gran aspiración es encontrar enterramientos de aquellas gentes que habitaban los poblados fortificados.

- Sonia San José está haciendo catas sistemáticas, pero hasta ahora sin éxito. Ten en cuenta que en La Hoya, en Laguardia, en la que las excavaciones duraron 16 años, costó mucho encontrar las necrópolis, y una de ellas apareció, pero de casualidad, cuando se movieron unas tierras para hacer un viñedo. Esas necrópolis no levantan sobre el terreno, no son túmulos, es como jugar a barcos con una cantidad inmensa de cuadrículas. Y con la cubierta vegetal que tenemos en Gipuzkoa es todavía más difícil.

- ¿Se descubrirán más poblados fortificados de la Edad del Hierro?

- Sin duda. Cuando empecé hace más de veinticinco años a excavar, lo hice en Intxur, porque era la única posibilidad en Gipuzkoa de trabajar la Edad de Hierro. Lo hice tras hablar con José Miguel Barandiaran, porque este hombre había hecho catas y se había topado con la gran muralla. Los resultados fueron muy positivos. Y a partir de entonces se han descubierto otros ocho o nueve poblados en Gipuzkoa, y tiene que haber más. Y también deberían aparecer asentamientos pequeños, del tipo granja-caserío, porque eso ocurre en Europa; algunos vivirían en los poblados, otros en asentamientos dispersos.

- En la zona de Beizama ha aparecido hace poco otro poblado.

- Sí, el año pasado. Se llama Belaku y tiene una muralla clara.

- En los últimos años ha excavado en el poblado de Basagain, en el pueblo de Anoeta.

- Basagain está dando resultados espectaculares, que han permitido desmontar una serie de creencias falsas, de mitos. Se pensaba -en parte por las descripciones de Estrabón- que esa gente de la Edad de Hierro era primitiva y aislada. Evidentemente, eso no podía ser así, porque no ocurre en ningún lugar de Europa. En Basagain han aparecido un brazalete y unas cuentas de vidrio muy sofisticadas que parecen proceder de la zona de Marsella. Y estamos casi convencidos de que ese brazalete no ha venido por el valle del Ebro, sino por el norte de los Pirineos, por ese corredor natural. En toda la península no hay restos de este tipo de brazalete más que en Ullastret, en Gerona, y sin embargo los hay al norte de los Pirineos. Es lógico, vivimos en un gran paso estratégico entre el continente europeo y la península. Basagain ha roto ciertos mitos: aquella gente era sofisticada, no estaba aislada, no era solamente gente que sobrevivía malamente de la agricultura y la ganadería. Y además, en el mismo Basagain fabricaban sus objetos de hierro y de bronce.

- ¿Los habitantes de los poblados fortificados llevaban sus rebaños a los pastos de altura de Aralar o de Aizkorri, como ocurre hoy en día?

- Para empezar: aquí se negaba que en la Edad de Hierro entre nosotros existiera una agricultura desarrollada, y se pensaba que serían pastores. No es así: aquí se practicaba la agricultura de una manera importante; en Intxur, por ejemplo, aparecieron grandes vasijas de almacenamiento. Y claro que había ganadería. En Intxur no logramos ningun resto, por la acidez del terreno, pero en Basagain han aparecido las tres grandes especies: la oveja o la cabra (los restos suelen ser similares), la vaca y el cerdo. Y se supone que, tal como hicieron las gentes de epocas anteriores del Neolítico y la Edad del Bronce, llevarían sus ganados a los pastos de altura. Aralar y Aizkorri están repletas de monumentos de épocas anteriores a la Edad de Hierro.

- Habrá que seguir excavando.

- Claro, hay que hacer excavaciones prolongadas, que den pie luego a trabajos de investigación. Si nosotros decidimos excavar en tal poblado o tal cueva, no es por capricho. Por ejemplo: yo, después de excavar Intxur durante nueve años, entré en el poblado de Basagain, pese a que conocía otro poblado, Murugain, entre Arrasate, Aramaio y Eskoriatza. Preferí trabajar en el corazón de Gipuzkoa, para que luego, si aparecía este brazalete de vidrio, por ejemplo, no se pudiera decir que podía haber venido de la vertiente mediterránea de nuestro territorio.

- ¿Cual sería su plan de trabajo ideal?

- En lo referente a la Edad de Hierro en Gipuzkoa, se ha pasado de pensar que lo desconocíamos todo a pensar que ahora lo sabemos todo. Eso es un error garrafal. La Administración debe seguir apoyando las excavaciones sobre este periodo. Dar continuidad. Porque, a excepción de Praileaitz, las excavaciones son anuales y tienen un fuerte componente de incertidumbre. Los arqueólogos necesitamos estabilidad, también comemos. Nuestro trabajo es duro. Ahora mismo hemos estado cuatro meses trabajando en Praileaitz y nos ha llovido todos los días menos tres. hemos trabajado entre barro y filtraciones de agua.

- Trabajan ustedes como si fueran becarios.

- Llevo casi treinta años en la arqueología, todo el tiempo haciendo investigación, y he cotizado cinco años a la Seguridad Social. Con eso digo todo.

- Usted dirige también las excavaciones de Praileaitz. ¿Qué han encontrado en la última campaña?

- A estas alturas, todos sabemos que este yacimiento es de los principales del Paleolítico Superior en Europa, sobre todo por el carácter ritual de la cueva. Allí hay un conflicto de intereses, por la cantera. Habría que resolver eso cuanto antes, porque hay pinturas ruprestres. Esta última campaña, que ha finalizado en enero de 2009, ha proporcionado importantes descubrimientos en la segunda sala interior, básicamente relacionados con una ocupación epipaleolítica. Han aparecido gran cantidad de ocres, que son importantes porque ya habían aparecido ocres en el nivel del Magdaleniense Inferior, el nivel de los colgantes, pero ocurre que las pinturas del fondo están pintadas con ocres. También asociados a los colgantes aparecen lápices de ocre, facetados, utilizados para pintar, e incluso uno de los colgantes tiene marcas de ocre, por haberse pintado el individuo cuando los llevaba colgados. Espero que la apuesta siga siendo valiente por parte de la Administración y que en 2009 podamos seguir investigando allí.

- Usted dirige también las excavaciones de Praileaitz. ¿Qué han encontrado en la última campaña?

- A estas alturas, todos sabemos que este yacimiento es de los principales del Paleolítico Superior en Europa, sobre todo por el carácter ritual de la cueva. Allí hay un conflicto de intereses, por la cantera. Habría que resolver eso cuanto antes, porque hay pinturas ruprestres. Esta última campaña, que ha finalizado en enero de 2009, ha proporcionado importantes descubrimientos en la segunda sala interior, básicamente relacionados con una ocupación epipaleolítica. Han aparecido gran cantidad de ocres, que son importantes porque ya habían aparecido ocres en el nivel del Magdaleniense Inferior, el nivel de los colgantes, pero ocurre que las pinturas del fondo están pintadas con ocres. También asociados a los colgantes aparecen lápices de ocre, facetados, utilizados para pintar, e incluso uno de los colgantes tiene marcas de ocre, por haberse pintado el individuo cuando los llevaba colgados. Espero que la apuesta siga siendo valiente por parte de la Administración y que en 2009 podamos seguir investigando allí.


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